El día 13 de agosto tenía que haberse producido la cuarta aparición, pero los niños, raptados de mala fe por el Administrador Municipal, faltaron a la cita. Los llevó a Vila Nova de Ourém con la intención de obligarles a revelar el secreto, y los tuvo arrestados durante tres días, de la administración a la cárcel municipal, de un sitio para otro… Les ofreció valiosos regalos a cambio de revelarle el secreto. Los pequeños videntes respondieron:
—No lo decimos por nada de este mundo.
Los encierran en la cárcel. Los otros presos les aconsejan:
—Decir al Sr. Administrador ese secreto. ¿Qué os importa que esa Señora no quiera?
—Eso no —responde Jacinta vivamente— antes quiero morir.
Y los tres pastorcitos rezan el rosario con aquellos desgraciados delante de una medalla de Jacinta colgada en la pared. El Administrador, con intención de asustarles, manda preparar una caldera de aceite, amenazando asarlos vivos si no hacen lo que les manda. Pero los niños pensando que hablaba en serio, permanecen firmes sin revelar nada. El día 15, fiesta de Nuestra Señora de la Asunción, son finalmente conducidos a Fátima.
Día 19 de agosto de 1917.- Estando con las ovejas, en compañía de Francisco y de su hermano Juan, en un lugar llamado Valinhos, y sintiendo que alguna cosa sobrenatural se aproximaba y nos envolvía, sospechando que Nuestra Señora viniese a aparecérsenos, y dándome pena que Jacinta se quedase sin verla, pedimos a su hermano Juan que fuese a llamarla. Como no quería, le ofrecí veinte centavos, y allá se fue corriendo.
Entretanto vi, con Francisco, el reflejo de la luz que llamábamos relámpago, y habiendo llegado Jacinta, un instante des- pués, vimos a Nuestra Señora sobre una carrasca.
—¿Qué es lo que Vd. quiere de mí?
—Quiero que sigáis yendo a Cova de Iría el día 13; que continuéis rezando el Rosario todos los días. El último mes haré un milagro para que todos crean.
—¿Qué es lo que Vd. quiere que se haga con el dinero que la gente deja en Cova de Iría?
—Que hagan dos andas: una, llévala tú con Jacinta y dos niñas más, vestidas de blanco; y otra, que la lleve Francisco y tres niños más. El dinero de las andas es para la fiesta de Nuestra Señora del Rosario; lo que sobre es para ayudar a una capilla que deben hacer.
—Quería pedirle la curación de algunos enfermos.
—Sí; a algunos los curaré durante el año.
Y tomando un aspecto más serio dijo:
—Rezad, rezad mucho, y haced sacrificios por los pecadores, pues van muchas almas al infierno, por no tener quien se sacrifique y pida por ellas.
Y como de costumbre comenzó a elevarse en dirección al naciente.