Seguramente has observado que muchas veces las imágenes de la Virgen de Fátima tienen palomas ¿a qué se debe?
Es un fenómeno que se originó después de la II Guerra Mundial. Un grupo de personas tuvo la iniciativa de llevar una imagen de la Virgen peregrina de Fátima por distintos lugares como mensaje de paz.
Dio inicio en 1946 en Portugal, cuando la estatua de Nuestra Señora de Fátima fue llevada a Lisboa para una celebración. Durante la procesión, tres palomas se aproximan a la imagen y una tras otra se coloca a los pies de la Virgen. Los gritos de alegría, los aplausos, las flores que la gente arroja, las salvas de morteros que se suceden, no asustan a las palomas. Al contrario, bajan la cabeza, extienden las alas y se quedan horas y días enteros inmóviles.
Ya dentro de la Catedral de Lisboa, las palomas no se mueven de su lugar.
El 6 de diciembre de 1946, durante la misa solemne, una de ellas se posa sobre la corona de la Virgen.
A la hora de la Sagrada Comunión de los cuatro mil fieles presentes, la paloma se vuelve hacia el altar y abriendo las alas permanece en gesto de adoración hasta el final, ante la admiración de todos.
Este fenómeno de las palomas a los pies de la Virgen se ha venido repitiendo en distintos países que ha visitado la imagen de Nuestra Señora de Fátima.
Pidamos a Nuestra Señora de Fátima: «Blanca Señora, que como las palomas, nuestros corazones nunca se separen de ti».