La imagen de la Santísima Virgen de Guadalupe, impresa en la tilma de San Juan Diego, ha sido estudiada por diversos científicos y por los portentos que se han descubierto podemos concluir que es una verdadera obra de arte divina.
Tilma es una especie de manta que llevaban los hombres de campo anudada al hombro, a modo de delantal largo, que empleaban también para recoger los frutos de las cosechas.
La Santísima Virgen se valió de su imagen impresa en la tilma como señal para que el Obispo creyera lo que decía Juan Diego y, aunque el material era un tosco ayate y aquel acontecimiento ocurrió entre el 9 y 12 de Diciembre del año 1531, actualmente, y para confundir a los más incrédulos, permanece en muy buen estado.
Los estudios realizados por científicos revelan que la imagen tiene elementos impresionantes, difíciles de reproducir, que van más allá de lo que el hombre con sus propias manos pudiera realizar. Ciertamente la tilma de Guadalupe contiene variedad de elementos sobrenaturales y quedó constituida en el lienzo más importante de la cristiandad, después de la Sábana Santa.
Detalles interesantes sobre los hallazgos encontrados en la tilma de Nuestra Señora de Guadalupe tienen que ver con los ojos, el manto de la Virgen, la incorruptibilidad de la tilma, la coloración de la imagen.
Los ojos de María
Estudios realizados por especialistas a los ojos de María han detectado que al acercarles la luz la retina se contrae y al retirar la luz, se vuelve a dilatar, exactamente como ocurre en una persona viva.
De igual forma, al examinar los ojos con 2.500 aumentos se identificó que reflejan una imagen con individuos en distintas proporciones, así como un ojo humano es capaz de reflejar la imagen, y, al parecer, esta corresponde al momento en que Juan Diego muestra la tilma con las rosas al Sr. Obispo (encontrándose también otras personas en aquel momento).
Por computadora el Dr. Aste agranda la imagen de la pupila del ojo derecho e izquierdo en forma digitalizada y descubre doce personas que están siendo observadas por los ojos de la imagen de la Virgen de Guadalupe. Pero allí no termina la sorpresa, ya que al agrandar la pupila del Obispo Juan de Zumárraga otras mil veces más -o sea 1 milímetro de la imagen se agranda primero 2.500 veces y luego la pupila del obispo 1.000 veces más- allí aparece nuevamente la imagen del indio Juan Diego mostrando la tilma con la imagen de la Virgen de Guadalupe, retratada en los ojos del obispo. Dos veces se retrata la imagen: una vez en los ojos de María, y luego en los ojos del obispo retratados en los ojos de María.
¿Imagen o presencia real?
La temperatura de la fibra de maguey con que está tejida la tilma mantiene una temperatura de 36.6 grados centígrados, lo mismo que el cuerpo de una persona viva.
Uno de los médicos que analizó la tilma colocó su estetoscopio debajo de la cinta que lleva la Santísima Virgen (señal de que está encinta) y escuchó latidos que rítmicamente se repiten a 115 pulsaciones por minuto, igual que un bebé en el vientre materno.
La tela y los colores
No se ha descubierto ningún rastro de pintura ni pincelada en la tilma. No contiene colorantes naturales, ni minerales y animales. Ni sustancias conocidas en el planeta.
Otro hecho sorprendente es que los colores de la imagen no impregnan la tela como sucede con una pintura. Se hizo la prueba de atravesar un rayo láser entre la tela y la «pintura» y se comprobó que los colores no están adheridos a la tela, sino que aparecen flotando.
La ciencia no se explica el origen de la incorruptibilidad de la tilma debido a que han pasado más de 500 años y permanece intacta. De suyo, la fibra de maguey con que está tejida la tilma no puede perdurar más de 20 ó 30 años.
Hubo un suceso también sorprendente ocurrido en el año 1791: el lado superior derecho de la tela se reconstituyó milagrosamente en un lapso de 30 días, luego de que le había caído encima ácido muriático. Actualmente apenas se advierte una breve decoloración en ese lugar, que testimonia lo ocurrido.
El manto de la Virgen
Las estrellas del manto de Nuestra Señora de Guadalupe reflejan la exacta configuración y posición que el cielo de México presentaba el día en el que se produjo el milagro de su aparición.
Se identifican en su totalidad y en su sitio, un poco comprimidas, las 46 estrellas más brillantes que rodean el horizonte del Valle de México.
Un ataque fallido
A principios del siglo XX un hombre colocó una bomba en el altar de la Virgen de Guadalupe. El crucifijo de bronce que presidía el altar quedó retorcido por el impacto de la explosión. La tilma quedó intacta.
El santuario
Santa María de Guadalupe quiso que se construyera un templo en su honor para mostrar y dar todo su amor, compasión, auxilio y defensa, como le manifestó a San Juan Diego.
Ese templo es hoy la Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe, ubicada al pie del Cerro del Tepeyac en la Ciudad de México. Allí podemos visitar a nuestra piadosa Madre -como ella misma quiso llamarse- y contemplarla en esa hermosa tilma que ha hecho tantos milagros, sobre todo de conversión, a lo largo de la historia.
Este acontecimiento de la aparición de Nuestra Señora de Guadalupe y su imagen en la tilma, a la vez que un milagro sorprendente, es una invitación a seguir creyendo y confiando en el amor maternal de Nuestra Madre, que quiso quedarse entre su pueblo.
Aquella aparición en México a un hombre humilde y sencillo, se sigue actualizando hoy en aquellos que se dejan sorprender por la ternura, la gracia y la bondad de María y en aquellos que, con humildad, son capaces de abrir su corazón y recibir el mensaje de amor que Nuestra Madre, Reina del cielo y de la tierra, les quiere regalar para llevarlos a un encuentro personal con Dios.