Después de la Maternidad Divina no hay título mayor que ser Padre adoptivo de Jesús y virginal Esposo de María. De esto nacen todas las grandezas de San José y su universal poder. Esta es la misión a la que le predestinará Dios Padre preparándole debidamente.
San José es el Custodio fiel de la Virgen Inmaculada. Y esa fidelidad la recompensó el Señor poniéndole al frente de una Familia en la que estaban la Virgen María y el Niño Jesús.
María Inmaculada y San José compartieron los gozos y los sobresaltos, las alegrías y las penas de los años que vivieron con Jesús.
No ha habido esposo en la tierra que haya querido tanto a su esposa como él quiso a la Virgen Inmaculada. Y no ha habido esposa que haya querido tanto a su esposo como María quiso a San José. Y ningún hijo ha querido tan plenamente a sus padres como Jesús quiso a la Virgen María y San José.
Todo por María
La responsabilidad de San José destaca de modo especial en los momentos más cruciales: “José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto”. Horas donde la angustiosa incertidumbre parece querer ahogar toda certeza: “Levántate, toma al Niño y a su madre y huye a Egipto, y quédate allí hasta que yo te diga; porque Herodes va a buscar al Niño para matarle”. Esas veces donde se muestra tentadora la opción de volver atrás, de dudar instigados por el miedo, de vivir el ‘no es para tanto’, de darse a ratos.
Pero, San José es un comprometido. Todo él sacrificado a su compromiso de amar, de servir. San José todo por María, San José todo por Jesús. Sólo él pudo ser esposo de María, esposo singular…
San José fue el custodio, el protector de los dos grandes Tesoros de Dios Padre: Jesús y María.
San José es el hombre fiel, siempre disponible a la Voluntad de Dios, que estuvo siempre al servicio de Jesús y de María sin ahorrar esfuerzos ni trabajos. Por eso, su vida está en el centro de la historia del mundo y de la salvación de la humanidad.
San José es modelo de padre de Familia.
No dejes de renovar tu consagración personal y de tu familia a San José, por manos de la Inmaculada.