Frases sobre San José

Nadie puede alabar dignamente a José. (San Efrén)

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– Y tomé por abogado y señor al glorioso san José y me encomendé mucho a él. Vi claro que, tanto de esta necesidad como de otras mayores, de perder la fama y el alma, este padre y señor mío me libró mejor de lo que yo lo sabía pedir. No me acuerdo hasta hoy de haberle suplicado nada que no me lo haya concedido (V 6,6).

Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo, y de los peligros de que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece que les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad; pero a este glorioso santo tengo experiencia de que socorre en todas, y quiere el Señor darnos a entender, que así como le estuvo sometido en la tierra, pues como tenía nombre de padre, siendo custodio, le podía mandar, así en el cielo hace cuanto le pide.

– Y esto lo han comprobado algunas personas, a quienes yo decía que se encomendasen a él, también por experiencia; y aun hay muchas que han comenzado a tenerle devoción, habiendo experimentado esta verdad (V 6, 6)

– Procuraba yo celebrar su fiesta con toda la solemnidad que podía, más llena de vanidad que de espíritu, queriendo que se hiciese bien y con muchos detalles, aunque con buena intención (V 6, 7).

– Querría yo persuadir a todos que fuesen devotos de este glorioso santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios. No he conocido a nadie que le tenga verdadera devoción y le haga particulares servicios, que no lo vea más aprovechado en la virtud; pues ayuda mucho a las almas que a él se encomiendan (V 6, 7).

– Creo que ya hace algunos años que el día de su fiesta le pido una cosa y siempre la veo cumplida; si la petición va algo torcida, él la endereza para más bien mío (V 6, 7). (Santa Teresa de Jesús)

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No pienses, oh José, que por haber sido concebido Cristo por obra del Espíritu Santo, puedes tú ser ajeno a esta divina economía. Pues, aunque es cierto que no tienes parte alguna en su generación y la madre permanece Virgen intacta, sin embargo, todo cuanto corresponde al oficio de padre, sin que atente en modo alguno contra la virginidad, todo te es dado a ti. Tú le pondrás el nombre al hijo, pues tú harás con él las veces de padre. De ahí que, empezando por la imposición del nombre, te uno íntimamente con el que va a nacer. (San Juan Crisóstomo)

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Oh José, me alegro, porque Dios os ha juzgado digno de ser padre de Jesús y habéis visto someterse a tu autoridad al que obedecen los cielos y la tierra. Dios ha querido obedeceros. Por eso, yo quiero ponerme a tu servicio, honraros y amaros como mi Señor y Maestro. (San Alfonso María de Ligorio)

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La utilidad del matrimonio de María y José para el mundo es para que todos los cristianos tengan a la Virgen por Madre y a san José por Padre de sus almas. Por eso, nosotros podemos llamar a san José nuestro padre, como lo han llamado muchos santos y nosotros podemos seguir su ejemplo. (San Alberto Magno)

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Aunque no hubiera otra razón para alabar a San José, sería necesario hacerlo para dar gusto a María. 

¡Qué aprovechado debió de salir San José de tantos años de conversación casi continua con la Santísima Virgen!.

Jesús había en casa de José. Come a su mesa, le habla, le acaricia, le honra, le obedece puntualmente, hasta le sirve y le acompaña en su trabajo: en fin, se encuentra a su lado en la hora de la muerte, le ayuda en el último combate, recibe su último suspiro y le cierra los ojos. ¡Cuántas gracias!, ¡qué de consuelos!, ¡oh hermosa vida!, ¡oh dulce muerte!. ((San Claudio de la Colombiere)

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Nuestro Señor me ha concedido una gracia grande en este día: la de inspirarme el pensamiento, dulce y fuerte, de consagrarme enteramente a San José, como Padre, Jefe y Protector. (San Pedro Julian Eymard)

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